Marilyn Jiménez entrevistó al director regional de desastre Joselito Garcia-Ruiz sobre su jubilaciónsu trayectoria profesional con la Cruz Roja Americana y las historiaque más le impactaron a lo largo de sus 30 años con la organización. La entrevista ha sido condensada para mayor claridad y está disponible en inglés. 

 

¡Buenas tardes, Joselito! Muchas gracias por tomar un momento para compartir tu experiencia con la Cruz Roja Americana con nosotros. Primero, ¿Cuánto tiempo llevas con la Cruz Roja?  

Como empleado, casi los 30 años de servicio. Comencé en el 1987 en la Cruz Roja Americana en Puerto Rico, como el director de voluntarios y asistente de recursos humanos. Y luego salí y comencé nuevamente en el 1990 con la Cruz Roja en el capítulo de Worcester, Massachusetts, como el asistente del director del programa de emergencias y desastre.  

 

¿Cuáles puestos has tenido aquí en Los Ángeles?  

Bueno, para seguir con la trayectoria, luego de Worcester regresé a Puerto Rico como especialista de desastre para el Caribe de parte de la oficina nacional. Eso fue para Puerto Rico y las Islas Vírgenes y también las oficinas, las field offices, que había en Puerto Rico en las diferentes bases militares de aquel tiempo. Estuve cinco años en esa posición y luego pasé a ser el director de desastre para el capítulo de Puerto Rico hasta el año 2000.  

Y en el 2000 me voy a cumplir un sueño con la Cruz Roja Americana de ser delegado internacional y me voy para nuestro querido México donde estuve un año y medio como jefe de la delegación de la Cruz Roja Americana y de ahí me separé de la Cruz Roja por un año y casi seis meses y tomé una misión con la Federación Internacional de la Cruz Roja en Centroamérica, destacado en El Salvador como jefe de país. De ahí regreso a la Cruz Roja Americana a Worcester, como parte de la nueva estructura de nacional como el readiness officer para toda la parte de Nueva Inglaterra.  

Bueno y en aquel caso desde Nueva York hasta Maine, había 136 capítulos de la Cruz Roja que yo apoyaba. De ahí, dos años en esa posición pasó a ser el director de desastre y emergencias del capítulo de Boston. Ahí estuve alrededor de tres años y medio y luego pasé a Fort Worth, Texas también como director de desastres y emergencias. 

Después de estar casi dos años tomó un sabático y regresó con la Federación, pero esta vez para ser el coordinador de programas de la Federación Internacional en Zimbabwe, en África. Ahí estuve un año.  

Luego regresó de esa misión y hay reorganización en la Cruz Roja. Merging, uniendo capítulos y mi posición se cierra en Fort Worth porque se une con Dallas y entonces pasó a Raleigh, North Carolina. También como el nuevo director de programa de desastre. En Raleigh, North Carolina estuve ahí dos años y de ahí pasó a Los Ángeles como la posición de también de RDO (Director Regional de Desastres) donde estuve los últimos seis años y medio.  

Eso ha sido la trayectoria de 30 años del movimiento.  

 

La Cruz Roja te ha llevado a diversos lugares. ¿Cuál de todos estos fue tu lugar favorito?  

Yo creo que todos los lugares para mí son especiales. Porque en todos los lugares aprendes algo. Todos los lugares tienen su belleza y más importante la belleza de su gente. Dentro la Cruz Roja lo que encuentras es familia. Entre compañeros, empleados y voluntarios, siempre es familia del movimiento.  

Así que cada lugar, cada país visitado, ha sido una escuela de aprendizaje que llevo en mi memoria. No hay lugar favorito, aunque no hay ningún lugar como la casa. 

 

¿Cuántas operaciones de asistencia ante desastre, has trabajado en estos 30 años?  

Bueno, 30 años como empleado, pero si empezamos un poquito antes cuando era también voluntario desde el 1985. Creo que mi primer gran desastre fue aquí en Puerto Rico después de un deslizamiento de terreno luego de una gran vaguada y un alud de la montaña que sepultó a 87 personas. 

Desde ahí, luego comencé a ir fuera de la isla. Luego de muchos desastres aquí en Puerto Rico. Desastres en New Jersey, Nueva York, Oklahoma, Georgia, Alabama, muchas inundaciones, tornados, huracanes ni hablar desde Andrew y muchos más. 

En total te podría decir que trabajé más de 50 operativos de desastre con la Cruz Roja Americana.  

 

¡Sí que son bastantes! Y ahora cambiando un poco el tema un gran enfoque para nosotros: la preparación ante desastre. ¿Cuál consejo o cual artículo del kit de emergencia desearías que todos tuvieran o que todos realizarán?   

Bueno, yo creo que uno siendo parte de la Cruz Roja Americana, la preparación es vital. Y uno debe de caminar lo que habla, ¿no? La preparación comienza con uno y comienza en el hogar. Los tres pasos de lo que predicamos. 

De lo que evangelizamos en preparación ante desastre, de estar informado, de estar preparado y de conocer cuáles son los riesgos en el lugar donde vive, en lugar donde trabajas. Tener un plan para ti y la familia. El plan que incluya los artículos de emergencias que puede necesitar y mucho más importante él como tú y tus familiares van a reaccionar al tipo de desastre. En Los Ángeles, se tiene que saber cómo responder a un terremoto porque es el riesgo más grande. Cómo responder también a los incendios forestales y [para todo el país] cómo responder a los incendios del hogar.  

Y más importante, como prevenirlos. Porque esto es parte de la planificación de la preparación. Y mantener a todos tus familiares informados y tener esa cadena de llamadas, de que cuando algo ocurre puedas notificar e informar a los demás. Tener los instrumentos y los utensilios para mantenerse comunicado y para poder sobrevivir más de 3 a 7 días. Nuestra ciudad en Los Ángeles aconseja ahora hasta 14 días para poder sobrevivir tú y tu familia luego de una emergencia.  

 

Así es. Bueno y una pregunta acerca de los desastres. ¿Qué es lo que provoca la mayoría de las llamadas de los equipos de DAT (Disaster Action Team)? ¿Y qué quisieras que la gente dejará de hacer para ayudar a prevenir este tipo de emergencia?  

El 90% de las llamadas que atendemos en Los Ángeles y al nivel nacional de los equipos de respuesta de desastre local son los incendios del hogar. Y los informes de los departamentos de bomberos dicen que la mayoría de todos estos incendios son accidentes.  

Y los accidentes son descuidos del ser humano. Descuidos qué hacemos al no atender apropiadamente la cocina y descuidamos mientras estamos cocinando. Descuidamos la atención en los eléctricos que conectamos en un solo conector eléctrico. Desatendemos los calentones, desatendemos las veladoras y todo esto son descuidos que finalicen en un accidente, en un incendio.  

Y como todo accidente, se puede prevenir. 

La prevención está en la educación en que la comunidad esté consciente. Desarrolle esa cultura de preparación y mitigación para poder prevenir los incendios y no solamente prevenir incendios y la perdía de propiedad. Lo más importante es prevenir la pérdida de vidas. Que todavía lamentablemente en el Siglo XXI, este tipo de accidente continúa pasando y es algo que totalmente se puede prevenir.  

 

Así es. Y ahorita que ya nos acercamos hacia la temporada de invierno y de otoño también estos son consejos muy importantes que debemos de tomar todos. Además, los detectores de humo son muy importantes y la siguiente pregunta también es importante. Hay que dejar las cosas claras. ¿Quién realmente instaló más detectores de humo? ¿Tú o Jarrett?   

Bueno, mi gran amigo, exjefe, gran compañero reclama que el instaló más, dice que instaló 106 alarmas. Yo no sé, pero el récord público de la Cruz Roja en Los Ángeles dice que el que más instaló fui yo. Y no solamente en una ocasión, en varias ocasionesél no pudo igualar las instalaciones que yo hice. 

 

Aquí en la Cruz Roja tenemos algo le llamamos un Mission Moment. Cuéntame, ¿cuál ha sido tu momento más memorable con la Cruz Roja? ¿Cuál es tu Mission Moment?   

Yo creo que han sido muchos, pero uno que siempre se queda grabado no solamente en tu mente, pero también él en mi corazón fue como voluntario en mi primera gran respuesta en el 1989 después del huracán Hugo aquí en Puerto Rico. 

Afectó no solamente la costa Este pero las dos Islas, municipios de Culebra y Vieques.  A mí me envían en avanzada al siguiente día para hacer el censo y evaluación de daños, como le llamábamos en esa época. 

fui transportado por el helicóptero de la policía. Me dejan supuestamente para regresar al otro día, pero regresé a los 8 días después de estar ahí representando la Cruz Roja en el municipio la isla de Vieques — que había sido el 98% de su infraestructura, de sus hogares destruida y con daños mayores. Una devastación en la isla con una población en ese tiempo de alrededor de 12,000 personas.  

Y así comencé a coordinar el censo y evaluación de daños, a los dos refugios, las dos escuelas que teníamos ahí y ayudando al municipio, a la alcaldesa de aquel tiempo. Fueron días muy largos.  

Eran cuatro voluntarios de Cruz Roja y los voluntarios que reclutamos localmente. Nos reuníamos alrededor de las 9 o 10 de la noche en la frente de la alcaldía de Vieques. Ese era el momento de tomar un café y de planificar para el otro día.  

Llega un señor americano. Al recontar este momento… siempre se me paran los pelos. Él era de Nueva Inglaterra y era para mí, esté marinero que uno ve en las fotografías y películas de marinero. Era de pelo blanco, su barba blanca. Así fornido, pero de mayor edad. De aquel tiempo era un señor de mayor edad y llega donde yo estoy vestido de Cruz Roja y me dice, “¿Eres de la Cruz Roja?” Y yo le digo sí. 

Él hablaba un poco de español y “¿Cómo le puedo ayudar?” Porque lo vi afligido. Una de las víctimas de desastre. 

“Yo quisiera mandarle un mensaje a mi hija”, e inmediatamente yo buscó papel y lápiz.  

Sí dígame ¿dónde está? ¿Cómo se llama? Con todos los datos. 

Y le cojo toda la información y bueno, ¿qué le quiere mandar a decir a su hija? Y entonces, él se detiene y comienza a llorar.  

Hay una entrega total de su vulnerabilidad y en este espacio, dice “solamente dile que estoy bien, que estoy vivo”. Y sigue llorando y no solamente se destapa su vulnerabilidad, sino que también la mía.  

Yo muy joven también, pues comienzo a llorar como un niño pequeño con el ahí en la plaza. Llega el mensaje de respuesta a los dos días de la hija y le pudimos entregar el mensaje. Que luego de recibirlo fue de mucha emoción para él. En ese tiempo la telefonía era muy difícil ahí en la en la isla, pero había llegado la gente telefonía del país y había puesto una telefonía provisionalEn aquel tiempo de Puerto Rico era una llamada internacional llamar a Vermont y conectarse con su hija.  

Eso es la experiencia que te da la Cruz Roja. Es el ser parte de este gran movimiento humanitario. Esto me lo llevo conmigoPorque está aquí y no se puede borrar. 

  

Un momento muy bonito. Bueno, pregunta un poco parecida. ¿Cuál ha sido tu mayor orgullo durante tu carrera en la Cruz Roja?  

Mira, importante pregunta. Yo creo que en todos estos años no es solamente como tocan tu vida, pero es como yo pude haber tocado otras vidasPara que continúen el legado de humanidad, de solidaridad, de ayudar al prójimo. Tanto el personal como el voluntario que he podido ayudar en su desarrollo a través de capacitación, a través de consejos, de coaching y que continúen en la organización o que hayan sido promovidos. Eso ha sido para mí el más grande orgullo de poder dejar un legado a través de las personas que han continuado en la organización y que han escalado posiciones; estuviste en algún momento de su vida, dándole ese consejo y siendo parte de este desarrollo. 

 

Muy bien, y hablando un poco del cambio positivo que has provocado en los demás. ¿Qué es algo, que sí te gustaría ver cambiar dentro de la organización y además algo que te gustaría que permaneciera igual?  

Yo creo que debe permanecer igual, intocable hasta ahora, los principios fundamentales de los cuales somos la base. Y que tengamos cuidado porque todos los cambios que ocurren, políticos y sociales, siempre tratan de tocar estos principios de alguna manera. Así que eso es algo que no creo que deba de cambiar. 

Lo otro que tal vez debamos de ayudar y fomentar es que la organización sea más participativa. Yo sé que hay muchos grandes esfuerzos, también entiendo que hay situaciones como la que estamos viviendo de emergencia, una emergencia nacional con la pandemia y múltiples desastres que no permiten una participación activa, democrática para poder mover la organización hacia adelante. Todas las decisiones provienen de arriba hacia abajo, en lugar de desde las bases, de su gente.  

Yo creo que sí es justificable, pero se debe trabajar para desarrollar una organización que permita la mayor participación de sus miembros en la toma de decisiones. 

 

Muy bien, y ¿cuál es un consejo que le darías a alguien nuevo, alguien que apenas va a empezar con la Cruz Roja?  

Yo creo que siempre hay que revaluar dónde están tus pasiones. Si tu pasión, lo que más disfrutas es ayudar la gente que está en necesidad o que está en tragedia, sin importar elugar, de dónde provengan o en qué situación están. Y si eso es la pasión que está en tu corazón, que te lleva a una vocación. Entonces estás en el lugar adecuado. La Cruz Roja es el mecanismo que te puede ayudar a desarrollarte en tus grandes potenciales en el área humanitaria.  

Si tu pasión no está ahí, busca dónde están tus pasiones, que es lo que más disfrutas. Y si no es ayudar gente, hay que buscar otra línea de trabajo.  

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